Addición

14/7/10

Adictos a la heroína de algunas ciudades de África han comenzado a utilizar una forma de consumo tan peligrosa como impensable: deliberadamente, se inyectan la sangre de otro adicto para compartir la subida o evitar los dolores de la abstinencia.

Esta práctica, llamada flashblood o flushblood es poco común, pero ha sido documentada en Dar es Salaam, Tanzania, en la isla de Zanzíbar y en Mombasa, Kenia. Se teme que esta práctica desesperada genere una nueva oleada de infecciones de SIDA.

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